Con demasiada frecuencia, los países del llamado "Sur Global" se quedan a la zaga en lo que respecta a la transformación digital y la revolución de los datos. Los gobiernos quedan a merced de las condiciones contractuales que les dictan las empresas multinacionales, cuyos ingresos anuales a veces superan el PIB nacional. Los países africanos quedan rezagados como "tomadores de normas" en materia de política de datos, viéndose a menudo obligados a cumplir las normas jurídicas, económicas, culturales y sociales de los países, continentes e instituciones internacionales que "establecen las normas". Más recientemente, los países y pueblos africanos se encuentran atrapados en medio de las renovadas rivalidades entre grandes potencias, en las que los flujos transnacionales de datos y la infraestructura digital que alimentan las sociedades del conocimiento se están convirtiendo en áreas cada vez más disputadas. En la actualidad, aunque se está trabajando en la creación de un Área Continental Africana de Libre Comercio (ACFTA), "el régimen de protección de datos en África está fragmentado".
Crece el sentimiento general de que los africanos deberían establecer sus propias normas en materia de política de datos, teniendo en cuenta sus circunstancias únicas. Para ello, ¿cómo sería un Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) africano? ¿Qué elementos seguirían siendo los mismos que los de la norma europea y qué cambios serían necesarios para que un GDPR africano se adaptara a los retos de desarrollo únicos a los que se enfrenta África? ¿Necesitaría África normas subregionales que funcionaran individualmente para África Occidental, Oriental, Central y Meridional o sería posible elaborar una norma para todo el continente?